la Batalla de Villaviciosa, 1910 AD.,
Medalla de bronce, (31 mm / 12,69 g),
Obv.: PHILIP• V• HISPAN• - ET SICIL• REX• TRIUMPHATOR , Busto de Felipe V drapeado a derecha, con peluca larga rizada, coraza labrada y el Toisón.
Rev.: FUGATIS• CAPTIS• CAESIS• HOSTIBUS / AD / VILLAM VITIOSAM / 1710 , Victoria volando sobre un campo de batalla; llevando en las manos palma y láurea.
La Batalla de Villaviciosa tuvo lugar el 10 de diciembre de 1710 durante la Guerra de Sucesión Española, un día después de la batalla de Brihuega.
Después de tener que abandonar Madrid por la imposibilidad de defenderla con éxito, las tropas leales al Archiduque Carlos iniciaron una retirada ordenada hacia Barcelona, hostigadas ocasionalmente por guerrilleros a favor de Felipe V de España. El ejército franco-español presente en el centro de España, capitaneado por Luis José de Borbón, Duque de Vendôme, inició una persecución agresiva con el objetivo de derrotar de forma definitiva a las fuerzas aliadas presentes en la península ibérica. Pronto dio alcance a la retaguardia, el grupo británico de entre 4.000 y 5.000 hombres, al mando de James Stanhope, Primer Conde Stanhope. El 8 de diciembre de 1710 se enfrentaron ambas fuerzas en Brihuega, y los ingleses, ampliamente superados en número, fueron completamente derrotados y hechos prisioneros los supervivientes, tras oponer feroz resistencia.
Guido von Starhemberg, que había recibido demasiado tarde noticias del peligro en que se encontraba el grupo británico, retrocedió de inmediato y plantó cara al ejército franco-español en una sangrienta batalla en los alrededores de Villaviciosa de Tajuña. El ejército aliado mantuvo el control del campo de batalla, pero ambos bandos la consideraron una victoria.
A pesar del empate técnico, la batalla supuso un éxito para Vendôme, ya que el ejército del Archiduque, aunque logró proseguir su retirada de forma ordenada, se vio aún más debilitado y fue hostigado a cada paso por los irregulares y la caballería franco-española. Para cuando llegaron a Barcelona el 6 de enero de 1711, se había visto reducido a unos 6.000 o 7.000 hombres, y la ciudad era prácticamente el único enclave español en reconocer la autoridad del Archiduque Carlos.